Sábado veintitrés de noviembre a las diez de la noche y el alma iba a la deriva.
La tarde había ido cayendo lentamente, desdibujándose en los sonidos del viento sin saber si viraba hasta el hades o hacía una nocturnidad distinta, y sin embargo mi cuerpo todo empezó a emanar una melancolía diferente, cuando Ana Bella López Biedma cantó su primera canción y la segunda y la tercera y así un total de no sé cuántas melodías inundaron el ambiente cálido, recogido, hecho a la medida de su persona, para escuchar su voz, su timbre perfecto, la armonía que emanaba de cada una de sus canciones y que nos hacía sentir el latido diferente de todos los que allí nos encontrábamos, en un silencio recogido de vírgenes, para escuchar y ensimismarse con la belleza y el corazón que nos enseñaba a través de sus maravillosas interpretaciones. A través de su En clave de mí.
Gracias Ana Bella por cantar así, por ser así, por hacer que el alma aún crea en la esperanza.
La tarde había ido cayendo lentamente, desdibujándose en los sonidos del viento sin saber si viraba hasta el hades o hacía una nocturnidad distinta, y sin embargo mi cuerpo todo empezó a emanar una melancolía diferente, cuando Ana Bella López Biedma cantó su primera canción y la segunda y la tercera y así un total de no sé cuántas melodías inundaron el ambiente cálido, recogido, hecho a la medida de su persona, para escuchar su voz, su timbre perfecto, la armonía que emanaba de cada una de sus canciones y que nos hacía sentir el latido diferente de todos los que allí nos encontrábamos, en un silencio recogido de vírgenes, para escuchar y ensimismarse con la belleza y el corazón que nos enseñaba a través de sus maravillosas interpretaciones. A través de su En clave de mí.
Hortensia Higuero
No hay comentarios:
Publicar un comentario